De repente mi dulce
niña se trasforma en un monstruito de color rojo, lloros, gritos, pataleos... ¡Te
odio mamá!. Buff… .Ésta frase duele.
Reconozco que sobrellevar
sus enfados es de las cosas qué mas me cuesta.
Si encima es en la calle, tendremos que soportar las miradas
de los demás, que parece que nos fulminan.
Prefiero utilizar la
palabra enfado. Rabieta me parece minimizar y restar importancia a sus emociones. ¿Os imagináis que cuando estamos súper
enfadadas alguien nos dijera que tenemos una rabieta?. Estoy segura que me
enfadaría aún más.
Ante esta situación los adultos solemos reaccionar de
diferentes formas:
-
Castigo: rincón de pensar ,como mas light.
- Hacer ver al niñ@ lo ingrato de su
comportamiento con
frases tipo: “ ¿ …a mama la odias?. Cómo le puedes
decir eso a tu madre, con lo
que yo te quiero...”
- Ignorar
al niño y dejarle solo hasta que se le
pase.
(Véase supernanny). Con la perla: “Cuando se te pase,
hablamos”. Tengo que
reconocer que la he utilizado.
Con el castigo, la
culpabilidad o ignorándolos no reconocemos
los sentimientos del niño y por lo tanto no le ayudamos, provocan miedo o culpabilidad y le obligan a
reprimir sus emociones.
Tras varias manchas en mi expediente de mamá, y cuestionándome, aprendí a ponerme en el
lugar de mi hija durante sus enfados.
Es el momento de respirar hondo, mantener la calma.
Si nos ponemos en su lugar y nos damos cuenta de que el niño
o la niña se siente mal, nos será más
fácil poder acompañarle en su enfado,
respetándole.
A mi, me ayuda a mantener la calma, recordar que no está enfadada por que quiera molestarnos o porque es una
cabezota, mimada, llorona… Está enfadada
y mucho, siente rabia y pena, por motivos
que para ella son de peso y debido a su
corta edad aún no cuenta con la herramienta del lenguaje para expresar lo que siente.
Hablándoles con calma reaccionan mejor, pero a veces no
quieren que les hablemos ni que les toquemos y si lo haces aún se enfadan mas.
Es suficiente permanecer a su lado en silencio, esto le hace saber que no te
asusta lo que le está pasando, que estás ahí, acompañándola, respetando su rabia, ira o
tristeza.
Actuando así le proporcionamos al niño o la niña el clima de
tolerancia en el que puede aprender a gestionar sus emociones sin reprimirlas,
porque sabe que no le vamos a juzgar por ellas.
Muchas veces somos los adultos los que nos enfadamos y
gritamos o decimos alguna frase fuera de lugar y tampoco pasa nada, eso les
ayuda a ver a los adultos como personas con sus mismos problemas. Si nos hemos
excedido, es importante que le pidamos perdón.
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Os recomendamos este cuento: “Vaya Rabieta”. Ayuda a los niños y a nosotras a entender mejor los enfados. |
Me gusta tu blog... :)te iré siguiendo. Yo en clase de 2 años trabajo este cuento. Un saludo http://renacuajosinfantil.blogspot.com.es/2013/01/las-rabietas-en-el-aula.html
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EliminarGracias Isabel ¡ Cada semana en nuestra pagina de Facebook recomendamos un cuento que nos gusta especialmente. Te invito a vistarla, seguro que los cuentos te encantan.
Si conoces algún cuento y nos quieres recomendar, nos ayudaras muchisimo en la elección.
Un saludo.
gostei do artigo!
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