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sábado, 28 de septiembre de 2013

El primer año de vida, experiencias que dejan huella.

 Cuando nace el bebé humano,  es un ser muy vulnerable  e inmaduro  biológica y emocionalmente,  esto implica que hasta los 9-12 meses de vida podemos considerar al bebé como un feto extraútero, que necesita atenciones específicas para su maduración progresiva. El recién nacido no tiene capacidad neocortical, que no se desarrollará completamente hasta los dos años, el  funcionamiento del bebé responde al sistema límbico y por tanto emocional.
El primer año de vida del bebe es el más susceptible de todos, durante está primera etapa de su vida se darán  los  registros esenciales de afectividad, vínculo y confianza básica del niño.

La necesidad emocional más temprana es el contacto con la madre,  no sólo el contacto físico,  sino el contacto emocional visto como la capacidad de la madre para empatizar con las necesidades del bebé y relacionarse con él de forma amorosa.
El contacto y la fusión energética entre mamá y bebé es  esencial para el desarrollo del vínculo entre la madre y el bebé.


Durante  los primeros seis meses  el bebé no puede realizar distinción entre el mundo interno y el externo, el pequeño vive una fase de fusión o simbiosis con la madre. La diferenciación del bebé con la madre se va dando progresivamente a partir de los seis meses, cuando el bebé aumenta su capacidad de exploración  visual, táctil y auditiva, siendo la madre aún su figura central. 
La progresiva individualización del bebé no conlleva una independencia respecto a la madre, si no al contrario, es durante este periodo donde se observa gracias a la movilidad que permite el gateo y la posterior bipedestación las mayores reacciones de apego ante la separación materna.

La relación afectiva con el bebé es esencial en la integración entre el cuerpo y la psique del bebé y el papel de la madre, en la preservación de la salud física y emocional del bebé.


Los bebés necesitan atención continuada y contacto corporal casi permanente durante el primer año de vida

El niño necesita nutrición alimentaria y afectiva, sensibilidad y cuidados. Cuando la madre le da el pecho al bebé con poco contacto, con prisas o de mala gana, el bebé incorpora esa experiencia y no desarrolla una confianza básica.

El mundo interno del bebé se forma a partir de las experiencias de contacto y placer con la madre, si lo que ha incorporado es bueno, el niño va a vincularse profundamente con ella, desarrollando un apego seguro y confianza.

Durante el primer año de vida, organiza la base afectiva de una persona, y se desarrollan los registros primordiales de confianza básica en el otro y en la propia especie.

Si no atendemos sus necesidad de contacto, el bebé siente que el mundo ignora su necesidad,  su intento de comunicación con el exterior fracasa produciendo una progresiva auto percepción de inseguridad básica respecto a si mismo y una profunda desconfianza con respecto al mundo externo.

Los procesos vitales del niño sufren directamente cuando sus necesidades emocionales no son satisfechas.

Si la satisfacción oral y afectiva no es suficiente, la carencia tiende a generar en el niño una permanente expectativa de ser cuidado y atendido. Los deseos insatisfechos se conservan con la fijación de un estado carencial, produciendo depresión o rabia.

Winnicott defiende que la mujer se prepara durante el embarazo para la tarea de ser madre y está especialmente sensibilizada con las necesidades del bebé, desarrollando una sorprendente identificación con su hijo que le permite encontrarse con las necesidades básicas del recién nacido, por lo que todas las madres estamos biológicamente preparadas para atender la gran demanda de contacto del bebé.
En este periodo el bebé necesita  para propiciar el vínculo biológico con su madre:

  •  Contacto físico continuo con la madre desde el nacimiento a nivel físico y emocional.
  •  Colecho.
  •  Amamantar a demanda.
  •  Ser cargado en brazos, hasta que empiece a desplazarse por su propio instinto, entre los seis y ocho meses.
  •   Responder inmediatamente a las señales del bebé, sin juzgarlo ni obviar sus necesidades.
  •  Respeto a sus ritmos de alimentación y sueño. (Autorregulación)
Fuentes
Infancia la edad sagrada, Evania Reicher
Lactancia y vínculo, Yolanda Gonzalez

9 comentarios:

  1. Está genial! Gracias por compartir. Un saludo

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  2. Buenísimo!
    Estoy embarazada y la información responde a las dudas que tenía respecto a la crianza y el apego, sus necesidades, sobre todo durante el primer año y cómo observar y atender a su comportamiento. Así como uno atiende las señales de la naturaleza y el cuerpo durante el embarazo, luego debe hacerlo estando alerta a las señales que envía la naturaleza del bebé. Muchas gracias por compartirlo

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  3. Mi hija acaba de cumplir un año y, durante estos meses, he podido comprobar que todo lo que cuentas es cierto. Las necesidades afectivas de los bebés son fundamentales para su desarrollo.
    ¡Ojalá, todo el mundo (no sólo los padres y madres) conociera lo beneficioso que es para los niños y, por extensión, para toda la sociedad!

    Gracias por difundirlo!! Besos!

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    1. Es cierto, nuestra labor también es informar y sensibilizar a la sociedad, gracias a ti, Marga

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  4. En la sociedad en la que vivimos se hace muy difícil,por no decir imposible, estar todo el día con tu bebe en brazos,primero porque nadie viene a hacerte las cosas de tu casa,ni la comida,en todo caso vienen a quitarte a tu hijo de los brazos para que tu te pongas a limpiar (eso con suerte) y porque con 16 semanas de baja por maternidad no dejas a tu hijo criado e independiente...para irte e trabajar durante muchas horas o con horarios incompatibles con la maternidad.
    Me parece precioso el articulo y la intención es importante pero no es real! y ademas la sociedad te exige estar estupenda,salir a pasear con tu niño y quedar con todo el mundo para que lo vea o peor,que todo el mundo vaya a tu casa y tengas que ejercer de anfitriona cuando llevas meses sin dormir porque tu niño tiene cólico del lactante y pasa el día y la noche llorando(añadiendo la impotencia de no poder hacer nada para aliviar el dolor de tu bebe,solo abrazarlo y sentir como se retuerce en tus brazos).
    Animo,hacerlo lo mejor que podais y darle todo el amor del mundo a vuestros bebe,pero esto no es realista.

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    2. Cierto!!! la sociedad no pone nada fácil criar a un niño en condiciones sanas, pero eso no quiere decir que el niño no lo necesite... Es verdad que es duro criar con poca o ninguna ayuda a un bebé, y es ahí donde está nuestro trabajo, en concienciar a la sociedad de las necesidades reales de las criaturas y de sus familias. Las mamás tenemos que aprender a pedir ayuda y buscar soluciones.
      Por ejemplo el porteo te permite movilidad y a las visitas siempre podemos decirles que no estamos en condiciones de ejercer de anfitrionas, no tenemos por que estar siempre estupendas y lo de la baja por maternidad .... puuufff eso si que es una lucha por que la que ya están trabajando desde varios colectivos. De verdad que te entiendo, yo también me he sentido desbordada y sola muchas veces en la crianza de mi cachorra. En definitiva somos nosotros las madres y los padres los que tenemos que trabajar para que en algún momento se reconozca la importancia de la maternidad en la sociedad. No podemos obviar las necesidades de las criaturas para un desarrollo sano.
      Un abrazo

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