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lunes, 21 de abril de 2014

La obligación de jugar



Con la entrada en la escuela infantil sucede un hecho de extraordinaria importancia: el juego, que hasta entonces era algo voluntario  que ocupaba la mayor del día, desconociendo horarios y prohibiciones , se convierte en una obligación , diluyéndose su más valiosa característica y echándose a perder. Lejos de permitirse y propiciar que los niños y las niñas conozcan sus posibilidades y sus límites, única manera de lograr algún tipo de autorregulación, los niños y las niñas son forzados a ceñirse a un arbitrario programa de actividades.



En la dinámica de la escuela infantil el juego se convierte en un deber. Los pedagogos reclaman, tan ridículamente como un brujo que pretende hacer salir el sol todos los días, el merito de potenciar el juego de los niños y las niñas. En la escuela infantil se desarrolla un discurso y una teoría del juego para legitimar su propia existencia con fines de doma y lucro. De esta forma, manipulando y apropiándose del juego, prepara el terreno para la total destrucción de lo lúdico en la vida.
Dice Donats Elschenbroich: “la activación del juego es siempre a la vez interrupción del juego. La pedagogización del juego es siempre la expresión de una relación alienada entre adultos y niños.
Con el juego rigurosamente previsto se inaugura una nueva percepción del tiempo, hasta entonces ajeno en la actividad infantil. Establecer que de 9 a 10 hay espontaneidad total es matar la espontaneidad, que puede aparecer a  cualquier hora, y es asegurar que fuera de ese horario no la habrá. Se engendra, también, la división entre el juego y el trabajo, entre lo lúdico y lo serio, y se da por sentado que si se unen, es para que el primero sirva al segundo. En realidad se espera ya que todo juego acarree alguna utilidad, práctica o conceptual.
Texto extraído de: Entre cuadernos y barrotes, la educación desde el punto de vista de sus víctimas. Lima 1999


2 comentarios:

  1. Excelente aportación de una visión muy interesante sobre el juego regulado.
    Me recuerda un anuncio que aparece ahora enfocado a los padres que dice: "El fin de semana es tuyo" . Y el resto de los días, ¿no? Viene a ser un poco lo mismo, en que los asalariados venden su tiempo de lunes a viernes muchas veces deseando que llegue el viernes por la tarde para hacer lo que realmente desean. Parece ser que es un patrón que nos marcan de pequeños, regulando el rato de juego, inspiración, creatividad, aprendizaje libre... En fin, que en vez de "enseñar" en aulas la mayor parte del tiempo y "jugar" a ratos entremedio, tal vez deberíamos volvernos a fijar en "aprender jugando", sobretodo para los más pequeños.
    Gracias.
    Bet

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    1. Hola Bet, que bueno leerte por aquí, completamente de acuerdo contigo, nos programan ya de pequeños para que asumamos como nuestro el sistema capitalista.
      Poco a poco (demasiado despacio) vamos dandonos cuenta del proceso de aprendizaje autonomo que necesitan las criaturas.
      Gracias por la visita ;) un abrazo.

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