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martes, 21 de enero de 2014

Prevención de la neurosis infantil

Somos una sociedad neurótica. 

Hay ciclos sociales en que según la zona geográfica o época vivida la sociedad se comporta de una manera u otra. Que en nuestro tiempo nos hemos convertido en una sociedad neurótica, es un hecho.

Los adultos nos hemos endurecido, hemos sobrevivido formando un carácter y una coraza que dan continuidad en nuestros niños a esta cadena de transmisión.

 

La neurosis en el niño, aparece cuando sus necesidades son inhibidas constantemente.
Socialmente tenemos patrones difíciles de superar.

La lista es larga desde que nacen: partos con violencia,  la escuela donde aprenden a no moverse y a no hablar,  la herencia católica de ver la sexualidad como un pecado y alejarla de lo natural el diagnóstico masivo de transtornos  del aprendizaje e hiperactividad; condicionamientos mediante premios y castigos…

Somos los adultos los que necesitamos ponernos en los rincones de pensar, y descargar en los sacos de boxeo, no los niños.

 


Hay muchos núcleos familiares que están criando con apego y realizando crianza natural, respetando los ritmos y la vitalidad de los niños.
Se realiza trabajo de prevención en muchos ámbitos, grupos de embarazadas, grupos de crianza, escuelas libres.

Hipócrates decía más vale prevenir que curar. 
Realizar un trabajo preventivo no es fácil, supone romper con la cadena de transmisión intergeneracional y esto significa hacerse consciente de ello.
Construyendo el camino para el niño, no al niño para el camino
El niño es un explorador, es un ser humano que está creándose y formándose.
Si se le facilitan sus necesidades y se le deja ser niño, con toda su curiosidad, su capacidad de aprendizaje innato, se les facilita la autorregulación, se estará más cerca de la prevención, es decir: de un niño sano.
 

A favorecer estas necesidades naturales en las criaturas es lo que se llama en la actualidad, crianza con apego, crianza natural…

Para ser conscientes del valor propio durante toda la vida, son factores importantes que el niño tenga confianza en si mismo, que piense con claridad y que sea capaz de enfrentarse y de hacer lo que uno quiera.

Si respetamos sus ritmos y  facilitamos la autorregulación, en las criaturas tendremos niños y niñas sanos.
Que la próxima  generación sea la de las personas felices

7 comentarios:

  1. Ya que estoy por aquí, no puedo dejar de comentar lo de acuerdo que estoy contigo en esta entrada. En mi primera visita te comenté que no sigo a pies juntillas los métodos de la crianza con apego, pero, desde luego, leer sobre este método de crianza sí me ha hecho reflexionar y cambiar el chip en un puñado de cuestiones.

    Confiar en que muchas cosas se solucionan porque el pequeño tiene la capacidad de autorregulares me parece fundamental. En concreto, quisiera hablar de la autorregulación y la comida, por mi triste experiencia en la adolescencia y por lo que ahora estoy viviendo con mi pequeño. Sufrí un transtorno de la alimentación durante cuatro años, de los 14 a los 18. Lo pasé realmente mal. Sé que son trastornos cuyas causas son múltiples, y no se me ocurriría jamás culpar a nadie de lo que me ocurrió. Pero sospecho que algo cierto: si se educara más a los niños en la autorregulación, con menos miedo de que se vayan a enfermar por no comer, por comer, por no comer esto o por comer lo otro... Tal vez eso ayudaría a tener menos adolescentes con transtornos de alimentación. No lo sé, sólo es una sospecha. Sí que sé, aparte de por experiencia propia, por un montón de lecturas de literatura médica sobre el tema, que muchísimos transtornos de la alimentación comienzan con un exceso de "regulación externa". El enfermo no confía en que él sea capaz de alimentarse correctamente, trata de sujetarse a dietas por encima de sus propias apetencias, lo hace con tanto ahínco, con tanto miedo de caer en un abismo de calorías si se aparta una línea del plan nutricional que se ha marcado y con el que se obsesiona... que todo acaba mal.

    Sé que mi hijo tiene menos probabilidades que yo de enfermar de anorexia o bulimia, simplemente porque es un varón. Pero, aún así, trato de no forzarle a que coma, ni expreso grandes satisfacciones ni grandes disgustos en torno a la comida, dejo que sea un episodio más del día, en un contexto de tranquilidad. Si no toma fruta un día, si no toma verduras un día, si un día apenas come... Bueno, ¿no me pasa lo mismo a mí, ahora que hace ya un montón de años que no tengo ningún desorden alimentario? Ya comerá fruta en otro momento, ya comerá verdura, otro día comerá más.

    No sé si las cosas seguirán así, o si dentro de un tiempo tendré que replantearme cómo estoy llevando el asunto de la comida con él. Pero con este estilo relajado y respetuoso, el niño come de todo y está perfectamente de peso y de talla, no hace apenas ascos, y si hace ascos a algo un día, otro día probablemente lo pruebe. La gente se asombra de que pruebe de todo, de que sepa masticar y no le importe que sus purés tengán algún tropezón o algún pellejo, a veces los toma, a veces los aparte y sigue...

    Tengo la impresión de que no será un niño muy delgado porque le gusta comer. Pero, desde luego, no está gordo y tampoco le veo ansioso. Y creo que es, tal vez, porque le dejo hacer (dentro de ciertos márgenes de sentido común) y no me empeño en que no coma galletas a deshora y en que se termine la papilla de frutas que toca para merendar. Si come una galleta y no termina la fruta, seguro que comparte conmigo una pera un poco más tarde.

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    1. Buenos días Mina, gracias por compartir tu experiencia.
      Para nosotros es muy importante respetar la autorregulación en la alimentación incluso somos partidarios de dejar al bebé experimentar con la comida permitiendole tocar, aplastar, manosear haciendo de la comida un placer para todos sus sentidos.
      Confianza en las criaturas, al final, es la base.
      Un abrazo

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    2. Gracias por la respuesta. Lo de dejarle experimentar yo también lo hago: le dejo tocar, le animo a cogerla con los dedos, comparto con él trocitos de lo que yo como... Y, ya digo, hasta ahora nos va estupendamente. Y algo que no me gusta de mi madre y de mi suegra (y que mi marido hace y yo trato de que cambie): yo nunca le "embuto", respeto su ritmo.

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  2. La verdad, dejo unos rollos cuando vengo por aquí, que luego me da vergüenza... Tengo que aprender a ser más escueta, lo siento ;-)

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    1. Mina!! para nosotros es un placer leerte, cuando compartes tus experiencias y reflexiones con nosotros, nos ayudas a crecer puesto que tus puntos de vista y tus comentarios son muy enriquecedores, te damos las gracias por ello ;)

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  3. Hola,es la primera vez que escribo en el foro y lo hago porque estoy preocupada por el tema de las neurosis en niñ@s.En concreto el caso al que me refiero es el de la hija de mi pareja que tiene crisis constantes con el tema de la ropa, peinarse y recoger sus cosas.Nunca había visto una situación parecida porque hasta ahora no eran tan fuertes.Tiene 8 años, va para 9.Su madre está diagnosticada de TLP y es muy neurótica, va actualmente al psicólogo y está tratando el tema pero la niña no quiere ir.Mi pregunta es si deben llevarla al psicólogo aunque no quiera, si con la ayuda de los padres es suficiente y si es algo pasajero que con la edad se irá resolviendo.Un abraxo

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  4. Buenos días, es un tema muy complicado..
    Por supuesto que si la madre se siente mal la nena no puede estar bien.
    Creo que seria conveniente que el diagnostico lo hiciera un/a psicologo/a desde aqui te recomendaria contactar con una psicologa respetuosa con la infancia y gran profesional Laura Perales http://www.crianzaautorregulada.com/

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