Encuentro miles de talleres y cursos de gestión emocional, cursos sobre como canalizar, gestionar y
trasformar las emociones… puesto que muchos adultos somos incapaces de expresarlas o
gestionarlas de forma adecuada. Como adultos ya
conocemos las consecuencias de bloquear las emociones, pero tristemente nos
hemos acostumbrado a poner al mal tiempo buena cara y a tirar “pa’lante”; quizás aun las sentimos pero somos
incapaces de expresarlas con naturalidad.
Nuestra estructura emocional básica ya esta fijada sobre los
cuatro o los cinco años, esta estructura va a depender de que emociones hemos
tenido que reprimir esos primeros años de vida.
Reprimir las emociones infantiles tiene consecuencias y lo
sabemos, lo estamos viviendo en nuestro propio ser. Aun así nos resulta difícil
acompañar las emociones de las criaturas sin reprimirlas o juzgarlas…
La pureza y la totalidad de las emociones infantiles son tan
fuertes que asustan y confunden al
adulto cuyas emociones ya se ha acostumbrado a reprimir, la
tendencia a bloquear la expresión emocional en las criaturas es que un adulto ya
acorazado no las soporta.
¿Pensamos que por decirle a “un niño no llores”, su angustia
va a desaparecer?
¿Pensamos que puede aguantarse las lágrimas y hacer
desaparecer la angustia que esta sintiendo?
¿Que pasa cuando le
pedimos a un niño que llora que se controle y deje de llorar ¿
El llanto es una descarga de su dolor y para detenerlo la
criatura aguanta la respiración, se muerde los labios, evita el contacto
visual, su garganta se estrecha, su mandíbula se tensa para aguantar el temblor
de sus labios y su barbilla, aprieta los puños y los brazos, pasando de
estremecerse rítmicamente mediante los sollozos, a la inmovilidad.
A veces el niño consigue aguantarse, reprimirse y tragarse
sus lágrimas, pues el miedo al castigo o al enfado del adulto es mayor que su
necesidad de desahogo.
Si este patrón se repite muchas veces y con la suficiente
intensidad, el niño/a pierde la
capacidad de llorar.
La misma dinámica sucede cuando obligamos al niño a tragarse
su rabia.
Es así como perdemos la capacidad de contacto y nos endurecemos
física y emocionalmente.
Si bloqueamos la expresión emocional la criatura se queda
paralizada e indefensa, pero la angustia no desaparece y saldrá bajo otras
formas muchas veces destructiva.
La expresión emocional
es la forma que tenemos de descargar tensión y liberarnos de la angustia, si
las emociones se descargan a medida que se producen existe equilibrio emocional.
Todos vivimos traumas y experiencias desagradables en la
niñez, no son solo los traumas graves como abusos sexuales físicos los que causan un daño permanente, los
pequeños traumas constantes que no
encuentran una vía de escape (mas allá de la ocasional rabieta) pero no es el trauma
en si el que causa un daño permanente si no la incapacidad de expresar las
emociones asociadas al trauma.
Fuente: Una infancia en libertad
Matthew Appleton.
Buenísimo post!
ResponderEliminarConcuerdo totalmente...
Te invito a unirte a mi grupo de crianza con Disciplina Positiva en facebook.
Nos encuentras como Pequeño Gran Humano.
Compartiré tu post :)
Saludos,
Carla Herrera
Gracias Carla Herrera, voy a buscaros en facebook. ;)
EliminarMe ha gustado mucho pregunta y si se lo hago inconscientemente cuando tiene una rabieta o se frustra por algo pega, aveces cuando se golpea no llora y se aguanta creo que es esto que no suele llorar , no somos conscientes de haberle reprimido pero si yo lloro su padre si que reprime a mi o muestra actitud de molestia osea podria venir de ahi ?cristina poza
ResponderEliminarEl niño/a aprende de lo que ve en casa y si en casa el llanto o la tristeza no están bien vistos, el aprende a reprimirlos, lo ideal seria que como adultos pudiéramos expresar nuestras emociones de forma natural y sana pero es difícil puesto que ya están distorsionadas.
EliminarGracias por compartir tus experiencias, son muy enriquecedoras.
Besos