En el libro de 3º de primaria proponen una serie de
ejercicios bajo el titulo: ¡Aprende a pensar!
La reacción de la niña ante esta frase me ha dado mucho que pensar a mi…
- Yo, ya se pensar!! (tono de indignación) ¿pero es que “los
del libro" se creen que las niñas no pensamos?
Yo que me rallo un poco, observo la sutil sensación de sentirse menospreciada por ser una persona pequeña que
tiene la niña.
Aprender desde el esfuerzo.
Uno de los grandes errores que cometemos en las
escuelas es suponer que estudiar debe ser un esfuerzo.
Familias y maestr@s optamos
por crear hábitos de estudio, fomentado
la disciplina, valorando equivocadamente
el esfuerzo que hacen por las criaturas por aprender , lo que nosotros les decimos que tienen que aprender.
Pensamos que si no se les fuerza y se les obliga l@s niñ@s se convertirán en unos
vagos que se pasarán el día jugando sin aprender nada o que solo trabajaran
bajo amenaza, esta idea parte de una profunda desconfianza hacia las criaturas que
obliga a algunos maestr@s a la vigilancia y el control.
Nos equivocamos,
aprender no debería ser un esfuerzo, sino un juego al que nos entregamos desde
el placer mismo del aprendizaje.
… Si en lugar de tratar de enseñarles a pensar, tratáramos
de evitar que pierdan el interés por aprender y pensar por sí mism@s.
Para ello bastaría con no matar su curiosidad. Si, si los
niños y las niñas son seres curiosos por naturaleza y quieren aprender,
disfrutan aprendiendo!!
El adulto debe estar a disposición del niñ@ para ofrecerle las
herramientas con las que satisfacer su curiosidad.
Sin darles respuestas cerradas a sus preguntas,
(como solemos hacer ) si no respondiendo con una otra pregunta que les ayude a resolver
la cuestión por ellos mismos, acompañandoles en su proceso de aprendizaje, no enseñándoles.
Aprender desde el placer
Las criaturas a las que se
les permite experimentar el aprendizaje autónomo, cambian el esfuerzo de aprender
por la entrega total al proceso de
aprendizaje.
Experimentan sin temor a equivocarse, porque no son juzgados
ni evaluados. Pueden permitirse el lujo de leer todo el tiempo que les dé
la gana, de hacer experimentos, aprenden matemáticas para cubrir una necesidad
real , porque las necesitan para jugar a
determinados juegos o para su vida cotidiana, como para diseñar un cambio en su habitación
necesitan aprender a medir y a hacer planos, el día a día ofrece infinitas
posibilidades de aprender.
Convierten el
aprendizaje en un placer, en un juego al que se entregan con pasión.
Piensan por ellos
mismos, sin necesidad de enseñarles a pensar.
Solamente tenemos que
dejar de interferir en sus ganas de aprender,
dejando de decirles que tienen que aprender, cómo y cuando tienen que
aprenderlo y confiar plenamente en su increíble capacidad de aprendizaje.
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