La educación consiste en reemplazar
un fenómeno biológico primario como el principio del placer por el principio de
la realidad que inhibe los instintos desde el exterior construyendo el núcleo
moral y la cultura.
Para el bebé solo tiene “valor”
lo que le produce placer y ante lo que le produce displacer la reacción natural
y sana de la criatura es de rechazo; Si el bebe no puede satisfacer su afán de placer reaccionara automáticamente
enfadándose o llorando, la forma del rechazo varía según la edad y el
temperamento.
El bebé no sabe que “esto no
se hace” o “esto no está bien”, cuando le decimos esto simplemente no lo
comprende.
Mediante la educación la
criatura poco a poco cesa de ser puro yo/placer y para satisfacer a sus padres
va asimilando las normas y adaptándose a la realidad.
Es cierto que para adaptarse
a la sociedad la criatura necesita canalizar sus instintos.
Para que la adaptación del
bebé a la cultura se de de forma sana los padres tenemos que aprender a
diferenciar las frustraciones necesarias de las innecesarias.
Las necesidades primarias,
sueño, alimentación, contacto, amor incondicional y protección, nunca deben ser
frustradas. Las secundarias deberían ser negociadas.
Si nos paramos a pensar la mayoría de las intervenciones que realizamos son
del tipo de las frustraciones innecesarias y la sensación que el niño tiene de
ser injustamente tratado no carece de base real.
Fuente: Los padres como educadores: La compulsión a educar y sus
causas
Wilhelm Reich
Wilhelm Reich
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