La autorregulación referida a la crianza es un concepto que
crea algo de confusión, me he encontrado a personas que cuando oyen la palabra
autorregulación les suena a “dejar hacer al niñ@ lo que le de la gana", les suena a libertinaje y a falta de límites.
Autorregulación significa no interferir en los procesos
naturales (tanto físicos como
emocionales) de las criaturas, sino respetarlos.
Hablar de autorregulación significa hablar de confianza en
la sabiduría instintiva de la vida y en la certeza de que el ser humano nace
esencialmente bueno, de confianza en la capacidad de las criaturas de regular
sus necesidades.
La autorregulación depende del contacto emocional entre los
adultos y las criaturas puesto que para que puedan autorregularse necesitan de vínculos
suficientemente buenos que nos permitan conectar con las necesidades de la
criatura sin juicios.
La autorregulación requiere conectar, se tiene que sentir,
no es un “método” que se pueda aplicar o aprender de forma mecánica, puesto que
cada niño es distinto y tiene un entorno familiar y cultural único que tiene
que ser considerado.
Para que la autorregulación pueda darse se necesitaría que
los adultos dejáramos de ver a la infancia como futuros adultos y la viéramos
como un estado de la persona por derecho propio.
Fuentes:
La intervención preventiva desd la ecología de sistemas humanos. Javier Torró Biosca.
Una infancia en libertad. matthew Appleton